En la tormenta es donde estaba Winston Churchill durante el periodo en el que fue primer ministro de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. La película “Into the storm” hace una biografía de una de las personalidades más importantes del siglo XX y quizá uno de los artífices de la victoria de los Aliados. Así, la película es la continuación de su precuela "The Gathering Storm" (2002) y que no he tenido el placer de visualizar. Enseguida me pongo.
Pues bien, el film en cuestión es una producción de HBO y está dirigido por Thaddeus O'Sullivan. En el papel, más que convincente del premier británico está Brendan Gleeson. La película me recordó en ciertos aspectos a “Ike” (2004), dirigida por Robert Harmon y protagonizada por Tom Selleck, tanto en la manera de narrar la historia como el ambiente en que se desarrolla. En ella se muestran las sensaciones y sufrimientos de Churchill y las vicisitudes que tuvo que afrontar en toda la vorágine, diplomática, social y bélica, que envolvió al conflicto mundial. Desde el embarque apresurado en Dunkerque hasta el desastre de la caída de Singapur, que causó una enorme conmoción al Estado Mayor y a la sociedad británica. Por otro lado, el desembarco fallido en Dieppe no se menciona en toda la película y sabemos que Churchill recibió severas críticas que pusieron en serio peligro su cargo por esta operación. Humaniza al personaje y nos muestra a un Churchill con una capacidad de trabajo impresionante y que cada vez la pesada carga llevada, mengua y debilita poco a poco su salud. En algunos momentos de la película se ve la manera como es utilizado por el gobierno, que
oculta sus achaques de salud a la opinión pública para finalmente, ser dejado de lado en la toma de decisiones por
las grandes potencias que afianzaban su poder y su estatus de
líder, en cada una de las facciones que por aquel entonces se estaban
formando y que estaban destinadas a ser enemigas en la Guerra Fría.
La película está cargada de muchas de sus frases antológicas las cuales lo han encumbrado como un gran orador y se han hecho célebres en la Historia. La interpretación de los actores es buena, mostrando a un Churchill de carácter difícil, huraño (no olvidemos que tenía 66 años cuando tomó posesión del cargo) y mostrando a su esposa, Clarence, su dualidad más amable y atemperada, así como un importante asidero en los momentos más difíciles. En algunos momentos, llegas a odiar a Churchill por el despotismo y el mal
carácter que exhibe con las personas que le rodean. En un alarde de sinceridad, Clarence, confiesa a uno de los compañeros de su marido, la visión que tiene del mismo. Lo ve como un niño jugando a la guerra. Cuando ésta acaba, Churchill se siente como perdido e incluso manifiesta querer volver a vivirla.
Me ha gustado la película, sobretodo porque aquellos que conocemos las diversas fases de la guerra, podemos presenciarlas desde otro punto de vista y no estrictamente militar como solemos ver en cualquier otra película bélica, aunque en realidad, estamos ante un drama y no un film de guerra. Aún así, encuentro que puede despistar los repetidos saltos en el tiempo y la falta de una narrativa más clara a aquellas personas no conocedoras de los diferentes episodios del conflicto mundial.
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