Unas pocas semanas después de los desembarcos del día D, el general Bradley pone énfasis en escoger un lugar apropiado para una rápida y decisiva rotura de frente, minimizando las bajas, para poder utilizar las tropas mecanizadas en un terreno más favorable para los carros de combate. El punto de apoyo del sur del I Ejército Norteamericano, sin embargo, era el pueblo de St. Lô a lo largo del río Vire -el cual solo podía ser alcanzado mediante duros combates a través de páramos, marismas y retazos de pequeños campos de cultivo rodeados por frondosos setos.
Un combate ocurre en dicho terreno a las afueras de Pont-Hebert, a unas pocas millas de la vital carretera
St. Lô - Coutances.
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