"Como enemigos, aunque vencidos, su valor inspira el mayor respeto, y la humanidad con que han tratado a todos los marineros ingleses que han caído en su manos es superior a todo elogio"
Crónica de Gibraltar
La captura de un navío de línea iba más allá de lo que el orgullo de la Navy podía soportar. Así, una vez la flota combinada franco-española se dispone a zarpar rumbo a Tolón, un escuadrón inglés reforzado le sale a la zaga al atardecer del 12 de Julio. Aprovechando la oscuridad, el navío Superb, mediante un ardid infernal, se coloca en batería entre los gigantescos San Hermenegildo y Real Carlos, (los más grandes de su tipo después del Santísima Trinidad) abriendo fuego sobre el Real Carlos. Ambos buques se toman por enemigos durando la confusión prácticamente hasta el momento del abordaje, momento en el cual se propaga el fuego de uno a otro navío. El fuego ocasiona una terrible explosión que ilumina las tinieblas; tres mil hombres acaban de perecer. La siguiente víctima es el navío francés Saint Antoine. Sólo las rotundas andanadas del Formidable (haciendo honor a su nombre), obligarán al Venerable a encallar en la costa española, contrarrestando en escasa medida el duro golpe sufrido por la flota franco-española.